Los músicos de nuestro país han decidido dar hoy un parón a las actuaciones en directo porque, como al resto del espectáculo y la cultura, el alto IVA cultural les ha hundido aún más de lo que la piratería, la crisis o los locales que pagan poco (o no pagan) habían conseguido hasta ahora.
El primer año de la aplicación del IVAzo el resultado fue demoledor. Se pasó de facturar 189 millones a 158, un 16,4% menos en sólo un año.
La medida ha sido promovida por las siguientes asociaciones: Asociación de Promotores Musicales (APM), Asociación Estatal De Salas De Música En Directo (ACCES), La Noche En Vivo - Asociación De Salas De Música En Directo De Madrid (LNEV), Associació Professional De Representants (ARC), Promotors i Managers De Catalunya, Asociación de Representantes Técnicos del Espectáculo (ARTE), Associació de Sales de Concerts de Catalunya (ASACC), Musika Industriaren Elkartea (MIE) y Kultura Live - Asociación De Salas Privadas De Música En Directo De Euskal Herria.
Podéis leer el manifiesto íntegro pinchando en la imagen:
También podéis firmar para pedir a este inmovilista gobierno, una vez más, que baje el IVA cultural y entienda, de una vez por todas, que la cultura es patrimonio de todos, que va más allá del mero negocio, que es identidad, conocimiento, emoción y pensamiento.
COORDINADORA DE TRABAJADORES Y TRABAJADORAS DEL ESPECTÁCULO
Que el maltrato a la Cultura durante la crisis no haga que nos olvidemos de nuestros derechos, luchemos juntos.
Hoy es uno de Mayo, el día de los trabajadores, y en el sector del espectáculo, como en la gran mayoría, la crisis se ha cebado de una manera cruel. Sin embargo, es uno de los pocos sectores en los que las políticas de estado denotan algo más que una búsqueda de austeridad. Seguimos firmemente convencidos en que el carácter mediático de nuestro sector, en el que, en pleno uso de sus derechos ciudadanos, muchas personas mostraron rechazo a políticas del pasado del mismo partido que ahora nos gobierna, ha motivado un poco disimulado ajuste de cuentas.
No se trata de que la crisis no tenga efecto en el sector, somos una parte más de la sociedad y, como tal, nos afectan las mismas fluctuaciones económicas y la desregulación salvaje de la economía. Se trata de que aprovechando el mal momento que proporcionaba la crisis, el gobierno dejó a nuestro sector prácticamente desamparado. Nos puso el IVA Cultural más alto de toda la Unión Europea (21% frente al 5% de países como Francia), un impuesto que si en otros países refleja un respeto y una conciencia estratégica para la Cultura, aquí la convierte en un supuesto lujo. No olvidemos que la cultura no sólo es una industria, sino un vehículo de transmisión de conocimiento y emociones, dos rasgos claves que nos caracterizan como seres humanos y que son básicos para poder tener sentido crítico como individuos y comunitario como sociedad, algo que obviamente no interesa. También se redujeron las ayudas al sector de forma drástica, como en el caso del cine, donde se prometió compensar esa descenso de ayudas del estado con una Ley del Cine que en cuatro años de gobierno no se ha tenido intención alguna de sacar adelante. El resultado es una industria cinematográfica sin regulación y protección alguna, donde durante el mandato del actual gobierno han cerrado más de 500 empresas vinculadas al sector, donde se han reducido el número de producciones anuales y el presupuesto medio cae a más de la mitad (de 3,2 a 1,4 millones de 2009 a 2014). Y en sectores como las artes escénicas hemos visto cómo la gestión de muchas salas públicas ha pasado a manos privadas, con la consiguiente reducción de puestos de trabajo y rebaja de las condiciones laborales, por no decir que la programación también se ha resentido ya que prima el negocio sobre la diversidad que debería promover un servicio público.
En definitiva, vivimos un momento duro y cruel, donde la falta de trabajo se ha convertido, como en muchos otros sectores, en una herramienta para precarizar las condiciones del mismo, reduciéndose las contrataciones, propiciando una deriva forzada hacia el trabajo autónomo y con remuneraciones irrisorias en muchos casos con la clásica excusa de que "te dedicas a lo que te gusta, no te quejes". Que esta situación no nos haga olvidarnos de que somos PROFESIONALES, y que como tales debemos ser remunerados y respetados, teniendo en cuenta además, las características propias del sector (la temporalidad en unos casos, la alta inversión en equipo técnico en otros).
Sin embargo no dejemos que nos desmoralicen y no olvidemos que tenemos derechos fundamentales que merecen ser reclamados para que no se nos olviden y, sobre todo, no se les olviden a quienes gobiernan o nos pagan.
Muchos de quienes forman parte de la Coordinadora de Trabajadores y Trabajadoras del Espectáculo son sindicatos sectoriales que conocen a la perfección las características del mundo en el que hemos decidido trabajar y que saben que el carácter vocacional del mismo no es excusa para que otros se lo tomen como un hobby remunerado, porque nosotros no lo hacemos. Estos sindicatos han logrado en estos últimos años defender y mejorar convenios laborales, que son el marco legal que rige nuestro trabajo, como ha pasado con la inclusión, por vez primera, de los guionistas en el Convenio Audiovisual de carácter estatal, o con la renovación del Convenio del Teatro en Madrid. Son pequeñas victorias tras las que hay un brutal esfuerzo de sindicatos y asociaciones como la Unión de Actores, ALMA, FAGA, TACE, CNT, UTEMAC, AMPE y muchos más.
Por todo ello, porque sabemos que tú también eres un trabajador que quiere poder demostrar su valía en condiciones dignas, queremos que sepas que tus derechos fundamentales no son negociables y que existen sindicatos que pueden representarte y asesorarte tanto en el ámbito laboral como en el jurídico. La unión hace la fuerza, no dejemos que las políticas del gobierno y las presiones de muchos de quienes nos contratan nos dividan para hacernos más vulnerables y sigan fomentando la competencia salvaje entre nosotros. Luchemos juntos, hazlo con nosotros.
Otro año en el abismo
Aunque algunas cifras aparentemente positivas, como el récord de recaudación del cine español de este año, parezcan hablarnos de tiempos felices, la realidad es bien distinta. Sólo en ese sector las condiciones laborales y el número y presupuesto de las producciones siguen a la baja de forma alarmante. Que entre 4 o 5 películas hayan recaudado una meritoria cantidad de dinero no implica la existencia de un sector cinematográfico fuerte y saneado. Lo mismo ocurre en teatro, danza o música.
El gobierno y muchas comunidades siguen recortando en cultura, lo que ha implicado que el número de espectáculos representados sea sensiblemente menor, es decir, una oferta más pobre. Eso sí, con un IVA Cultural que pese a la promesa del gobierno de reducirlo este año, sigue en un insultante 21%, el más alto de Europa. No parece que el descenso de espectadores desde su subida hace dos años, de un 15% sólo en 2013, llame la atención al gobierno, que sigue ingresando dinero a costa de arruinar un sector, lo que conlleva, por consiguiente, a un empeoramiento de las condiciones laborales de sus trabajadores, a un mayor índice de paro en el sector y a una mayor temporalidad.
A su vez varias comunidades están entendiendo la política cultural como otro bien social que puede privatizarse con la falsa promesa de reducir costes y convirtiendo espacios reservados tradicionalmente para la cultura en lugares multiusos que den cobijo también a convenciones y actos de otra índole si el dinero compensa reducir el espacio para la cultura. Se ha privatizado la gestión de numerosos centros culturales con el empeoramiento de las condiciones de trabajo de sus empleados y un sesgo más conservador en la programación de espectáculos donde prima lo económico sobre la variedad o el riesgo.
El sector sigue reclamando la bajada del IVA Cultural, la implantación de una vez por todas de la prometida ley de mecenazgo y un giro en la política cultural como pilar fundamental de la sociedad, pero el gobierno no parece que tenga intención alguna de cambiar nada de esto en el próximo año, por lo que es de esperar que haya que atravesar otros 12 meses de penurias.
Eso sí, al menos los trabajadores del sector siguen en lucha y en algunos casos se han conseguido importantes logros como la firma del convenio teatral en Madrid o el convenio de guionistas a nivel nacional, lo que servirá de base legal para las condiciones laborales de muchos trabajadores con unos mínimos salariales dignos y unas garantías laborales ajustadas a la profesión.
Los técnicos de cine y TV, que por la falta de trabajo y con la excusa de la crisis venían perdiendo derechos y conquistas, están otra vez reivindicando una jornada legal, el pago de las horas extras y el fin de los falsos autónomos.
También siguen adelante las luchas de los trabajadores de centros culturales privatizados o en riesgo de privatización y la de los trabajadores y ex-trabajadores de RTVV, Telemadrid, RTVE y otras cadenas públicas, pidiendo que se reconozca la esencial labor de las radios y televisiones públicas, la restitución de puestos de trabajo suprimidos de forma ilegal y que la justicia haga su trabajo con aquellos que han hecho de muchas televisiones públicas un cortijo ideológico en vez de un espacio público para los ciudadanos.
Esperemos que los esfuerzos que han servido para llegar a pequeñas grandes conquistas sirva de energía para seguir reclamando unas políticas a la altura de un sector que es esencial a la hora de divertir, cultivar y fomentar la reflexión, de crear pensamientos propios y espacios de discusión, de no reducir lo humano a lo económico, porque somos mucho más que engranajes de una maquinaria socioeconómica.
El gobierno y muchas comunidades siguen recortando en cultura, lo que ha implicado que el número de espectáculos representados sea sensiblemente menor, es decir, una oferta más pobre. Eso sí, con un IVA Cultural que pese a la promesa del gobierno de reducirlo este año, sigue en un insultante 21%, el más alto de Europa. No parece que el descenso de espectadores desde su subida hace dos años, de un 15% sólo en 2013, llame la atención al gobierno, que sigue ingresando dinero a costa de arruinar un sector, lo que conlleva, por consiguiente, a un empeoramiento de las condiciones laborales de sus trabajadores, a un mayor índice de paro en el sector y a una mayor temporalidad.
A su vez varias comunidades están entendiendo la política cultural como otro bien social que puede privatizarse con la falsa promesa de reducir costes y convirtiendo espacios reservados tradicionalmente para la cultura en lugares multiusos que den cobijo también a convenciones y actos de otra índole si el dinero compensa reducir el espacio para la cultura. Se ha privatizado la gestión de numerosos centros culturales con el empeoramiento de las condiciones de trabajo de sus empleados y un sesgo más conservador en la programación de espectáculos donde prima lo económico sobre la variedad o el riesgo.
El sector sigue reclamando la bajada del IVA Cultural, la implantación de una vez por todas de la prometida ley de mecenazgo y un giro en la política cultural como pilar fundamental de la sociedad, pero el gobierno no parece que tenga intención alguna de cambiar nada de esto en el próximo año, por lo que es de esperar que haya que atravesar otros 12 meses de penurias.
Eso sí, al menos los trabajadores del sector siguen en lucha y en algunos casos se han conseguido importantes logros como la firma del convenio teatral en Madrid o el convenio de guionistas a nivel nacional, lo que servirá de base legal para las condiciones laborales de muchos trabajadores con unos mínimos salariales dignos y unas garantías laborales ajustadas a la profesión.
Los técnicos de cine y TV, que por la falta de trabajo y con la excusa de la crisis venían perdiendo derechos y conquistas, están otra vez reivindicando una jornada legal, el pago de las horas extras y el fin de los falsos autónomos.
También siguen adelante las luchas de los trabajadores de centros culturales privatizados o en riesgo de privatización y la de los trabajadores y ex-trabajadores de RTVV, Telemadrid, RTVE y otras cadenas públicas, pidiendo que se reconozca la esencial labor de las radios y televisiones públicas, la restitución de puestos de trabajo suprimidos de forma ilegal y que la justicia haga su trabajo con aquellos que han hecho de muchas televisiones públicas un cortijo ideológico en vez de un espacio público para los ciudadanos.
Esperemos que los esfuerzos que han servido para llegar a pequeñas grandes conquistas sirva de energía para seguir reclamando unas políticas a la altura de un sector que es esencial a la hora de divertir, cultivar y fomentar la reflexión, de crear pensamientos propios y espacios de discusión, de no reducir lo humano a lo económico, porque somos mucho más que engranajes de una maquinaria socioeconómica.
Contra el destrozo del PP en la comunidad de Madrid
Los trabajadores y trabajadoras de estos centros han trabajado durante años aportando su profesionalidad e ilusión junto a los vecinos, asociaciones, compañías y profesores y alumnos para que los centros culturales sirvieran para el objetivo con el que están ideados: ser un espacio de cultura y encuentro de todos y todas. En estos últimos años, han visto cómo la gestión privada y los recortes presupuestarios han ido limitando sucapacidad de aportar y difundir la cultura en los barrios.
En 2013 ya se sufrió una reducción en el pliego de condiciones en los centros culturales del Paco Rabal (Vallecas) y del Centro Comarcal de Humanidades (La Cabrera – Sierra Norte), que supuso la supresión del 100% del plus de calidad, una cantidad de 455€ mensuales menos. El pliego lanzado por el PP este año incluye un teatro más, el centro Pilar Miró (Vallecas), y de nuevo lo vuelven a recortar. En esta ocasión, un 12% de la atribución total.
Este destrozo, tan conocido en sanidad o educación, no se puede excusar por la actual situación económica, sino que es producto de las políticas del Partido Popular en la comunidad de Madrid para primar los servicios privados frente a los servicios universales.
Nosotros y nosotras, trabajadores del mundo de la cultura nos solidarizamos con los compañeros del centro cultural Paco Rabal que han decidido “Parar para pararles”. Este sábado 27 paran su actividad laboral para no tener que parar definitivamente.
Junt@s defendemos la cultura
FDO. Coordinadora de Trabajadores y Trabajadoras del Espectáculo
Texto de apoyo a los trabajadores del Teatro Calderón de Valladolid
Los técnicos del teatro Calderón de Valladolid comienzan una huelga este viernes 30 de mayo. La huelga consiste en paros parciales que se van a mantener, por ahora, hasta el 14 de junio.
Foto publicada en TeInteresa.es |
El motivo para esta huelga es el mismo que estamos sufriendo los trabajadores de la cultura en todas las localidades del estado español: el aumento de la precariedad laboral que nos traslada a situaciones que creíamos superadas. Como en el resto del estado, el teatro Calderón vende la cultura pública a empresas privadas bajo la eterna excusa de una crisis que ellos han provocado y nosotros estamos sufriendo. En este caso es EULEN, la empresa de servicios que se encarga de gestionar la miseria laboral del cuerpo técnico del teatro. En otros casos cambia el actor privatizador (CLECE, FCC,..) pero se mantiene el mismo guión de expolio del bien común.
Desde La Coordinadora de Trabajadores y Trabajadoras del Espectáculo nos solidarizamos con los compañeros de Valladolid que han decidido plantar cara a unas políticas que nos afectan a todos y todas.
Los compañeros del Teatro Calderón no están solos. Al lado tienen a una profesión que sabe unirse cuando lo necesita para defender lo que tiene como dueño a toda la sociedad: el bien de la cultura.
La Cultura unida no se vende.
Juntas podemos todo.
COORDINADORA DE TRABAJADORES Y TRABAJADORAS DEL ESPECTÁCULO
La cultura olvidada
Este próximo domingo se celebran las elecciones al Parlamento Europeo. Es patente el desencanto de los ciudadanos europeos viendo la participación que auguran las encuestas, pero también es cierto que los grandes cambios surgen a menudo de la acumulación de pequeños cambios como el que pudiera ser el realizado este domingo. Más allá de la mala comunicación del grueso de partidos, enzarzados en sus luchas del "y tú más", algo que nos cansa a casi todos, si tenemos la posibilidad de esforzarnos un poco como ciudadanos e indagar en sus propuestas antes de tomar una decisión.
Como ciudadanos nunca está de más indagar en las políticas que proponen los partidos en sus programas visto que la comunicación que hacen en los medios muchas veces no va al detalle. A nosotros nos preocupa particularmente la política cultural. Y cuál es nuestras sorpresa al ver que el grueso de programas relegan la cultura a un lugar secundario, no dentro de sus principales propuestas, sino como una sección del montón en el interior de sus programas ampliados. Nos sorprende porque hay partidos que sí que vienen de una tradición de protección de la cultura y de dar facilidad al ciudadano para que acceda a ella, e incluso éstos no la mencionan en sus programas. ¿Acaso no es la cultura un sector clave, tanto a nivel identitario como de enriquecimiento humanístico de todos? ¿Incluso no es un sector económicamente fuerte, que merece tanto el fomento de la actividad privada como la protección desde lo público? ¿Cómo se va a construir una Europa en condiciones si el grueso de programas se construyen casi exclusivamente sobre cuestiones económicas? ¿Dónde queda también el papel de los medios de comunicación públicos, que consideramos un motor cultural esencial, ahora que su función se cuestiona más que nunca?
Sin embargo, y aunque el escepticismo pueda hacer más mella aún, y respetando, claro está, la libertad de cada uno para ir o no a votar, quizás convenga estudiar qué ofrecen las grandes fuerzas, pero también aquellas pequeñas que han ido surgiendo. Preguntarnos si la oportunidad de girar hacia una sociedad más humanista y menos económica no se decide también, aunque dudemos del inmovilismo institucional, en ocasiones como ésta.
Podéis ver los programas de las distintas coaliciones y alianzas europeas en este enlace.
Información de aquellos que presentan en España en este otro.
Aquí enlace a los programas de los partidos con representación parlamentaria que concurren a las europeas:
Por qué estar el 22M recibiendo a las Marchas de la Dignidad
Desde que comenzó la crisis nuestra sociedad ha sufrido una cantidad obscena de recortes sociales. Recortes que han afectado a la educación, a la sanidad, a la dependencia y, por supuesto, también a la cultura.
Pero ya no es una cuestión de ajustarse el cinturón, que quizás era necesario hasta cierto punto, los recortes son el reflejo de una tremenda deshumanización de la clase política, que no sólo vive ajena a la realidad de la gente, sino que se blinda en su privilegiada situación de poder y protege a quienes nos han llevado a esta situación a través de indultos, amnistías fiscales o haciendo la vista gorda a deudas brutales con Hacienda (¿alguien ha dicho fútbol?).
Las Marchas de la Dignidad partieron hace semanas desde distintas provincias para confluir este sábado 22 de Marzo en Madrid y denunciar eso, no tanto la pérdida de recursos como la pérdida de la dignidad de un país que ningunea a sus ciudadanos y sus derechos sin poner una sola solución a las causas que nos han dejado así. Sin hacer nada para protegernos de la próxima crisis, que seguro que se está gestando, y ante la cual tendremos aún menos armas para subsistir, porque muchas ya nos las han quitado. Cuando llegue, seremos un país más pobre, peor educado, más enfermo y menos culto. Algo que, pensando mal, hasta resultaría conveniente para hacer una purga social sin que los gobernantes sientan mucha culpa. Además, ya sabemos que las crisis par la población son siempre oportunidades para los desalmados.
Una de las grandes pérdidas indignas de esta crisis es que las humanidades han pasado a ser casi un capricho y no una necesidad vital. Ahora todo se mide en valor económico, y lo que no se puede cuantificar en euros, como puede ser la ética, el conocimiento, las emociones, la capacidad crítica, el pensamiento, etc., es prescindible, banal y caprichoso. Cosa de gente que vive del cuento, porque hemos llegado al punto de que quienes son creadores de cultura, artistas, músicos, actores... no tienen un trabajo "de verdad", y por tanto han pasado ha ser considerados más una lacra que un pilar. Hasta ha habido que adaptar ese discurso económico para hacer ver a los políticos cosas tan obvias como que la cultura produce cantidad de beneficios indirectos como pudieran ser el turismo, la imagen que se exporta al mundo, el prestigio cultural internacional, etc. Cosas que se pueden vender y, por tanto, merece la pena que el estado las proteja e invierta en ellas. Pero no hay manera. Han retirado ayudas, han subido el IVA cultural, han privatizado salas y espacios públicos y han convertido otros protegidos en futuras tiendas de ropa,. En el camino se han quedado muchos trabajadores y sectores que ya pasaban antes por dificultades y que difícilmente perdurarán en estas condiciones.
Por todo ello, porque queremos volver a ser una sociedad inquieta, que cuida a sus ciudadanos no sólo en lo económico, sino en lo humano, la Coordinadora de Trabajadores y Trabajadoras del Espectáculo estará presente el 22M para recibir y unirse a las Marchas de la Dignidad.
NOTA: La Coordinadora y otros miembros de plataformas culturales se reuniran a las 15:00 en Gran Vía 62, con camisetas rojas, para a partir de ahí llegar a Atocha y desde allí partir a Colón junto al resto de columnas de las Marchas de la Dignidad.
Pero ya no es una cuestión de ajustarse el cinturón, que quizás era necesario hasta cierto punto, los recortes son el reflejo de una tremenda deshumanización de la clase política, que no sólo vive ajena a la realidad de la gente, sino que se blinda en su privilegiada situación de poder y protege a quienes nos han llevado a esta situación a través de indultos, amnistías fiscales o haciendo la vista gorda a deudas brutales con Hacienda (¿alguien ha dicho fútbol?).
Las Marchas de la Dignidad partieron hace semanas desde distintas provincias para confluir este sábado 22 de Marzo en Madrid y denunciar eso, no tanto la pérdida de recursos como la pérdida de la dignidad de un país que ningunea a sus ciudadanos y sus derechos sin poner una sola solución a las causas que nos han dejado así. Sin hacer nada para protegernos de la próxima crisis, que seguro que se está gestando, y ante la cual tendremos aún menos armas para subsistir, porque muchas ya nos las han quitado. Cuando llegue, seremos un país más pobre, peor educado, más enfermo y menos culto. Algo que, pensando mal, hasta resultaría conveniente para hacer una purga social sin que los gobernantes sientan mucha culpa. Además, ya sabemos que las crisis par la población son siempre oportunidades para los desalmados.
Desde la Coordinadora de Trabajadores y Trabajadoras del Espectáculo obviamente nos toca defender nuestra área, la cultural, la que permite que la gente se entretenga y forme sentimientos y opiniones descubriendo las formas de ver el mundo de otras personas.
Una de las grandes pérdidas indignas de esta crisis es que las humanidades han pasado a ser casi un capricho y no una necesidad vital. Ahora todo se mide en valor económico, y lo que no se puede cuantificar en euros, como puede ser la ética, el conocimiento, las emociones, la capacidad crítica, el pensamiento, etc., es prescindible, banal y caprichoso. Cosa de gente que vive del cuento, porque hemos llegado al punto de que quienes son creadores de cultura, artistas, músicos, actores... no tienen un trabajo "de verdad", y por tanto han pasado ha ser considerados más una lacra que un pilar. Hasta ha habido que adaptar ese discurso económico para hacer ver a los políticos cosas tan obvias como que la cultura produce cantidad de beneficios indirectos como pudieran ser el turismo, la imagen que se exporta al mundo, el prestigio cultural internacional, etc. Cosas que se pueden vender y, por tanto, merece la pena que el estado las proteja e invierta en ellas. Pero no hay manera. Han retirado ayudas, han subido el IVA cultural, han privatizado salas y espacios públicos y han convertido otros protegidos en futuras tiendas de ropa,. En el camino se han quedado muchos trabajadores y sectores que ya pasaban antes por dificultades y que difícilmente perdurarán en estas condiciones.
Por todo ello, porque queremos volver a ser una sociedad inquieta, que cuida a sus ciudadanos no sólo en lo económico, sino en lo humano, la Coordinadora de Trabajadores y Trabajadoras del Espectáculo estará presente el 22M para recibir y unirse a las Marchas de la Dignidad.
NOTA: La Coordinadora y otros miembros de plataformas culturales se reuniran a las 15:00 en Gran Vía 62, con camisetas rojas, para a partir de ahí llegar a Atocha y desde allí partir a Colón junto al resto de columnas de las Marchas de la Dignidad.
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