Pero ya no es una cuestión de ajustarse el cinturón, que quizás era necesario hasta cierto punto, los recortes son el reflejo de una tremenda deshumanización de la clase política, que no sólo vive ajena a la realidad de la gente, sino que se blinda en su privilegiada situación de poder y protege a quienes nos han llevado a esta situación a través de indultos, amnistías fiscales o haciendo la vista gorda a deudas brutales con Hacienda (¿alguien ha dicho fútbol?).
Las Marchas de la Dignidad partieron hace semanas desde distintas provincias para confluir este sábado 22 de Marzo en Madrid y denunciar eso, no tanto la pérdida de recursos como la pérdida de la dignidad de un país que ningunea a sus ciudadanos y sus derechos sin poner una sola solución a las causas que nos han dejado así. Sin hacer nada para protegernos de la próxima crisis, que seguro que se está gestando, y ante la cual tendremos aún menos armas para subsistir, porque muchas ya nos las han quitado. Cuando llegue, seremos un país más pobre, peor educado, más enfermo y menos culto. Algo que, pensando mal, hasta resultaría conveniente para hacer una purga social sin que los gobernantes sientan mucha culpa. Además, ya sabemos que las crisis par la población son siempre oportunidades para los desalmados.
Desde la Coordinadora de Trabajadores y Trabajadoras del Espectáculo obviamente nos toca defender nuestra área, la cultural, la que permite que la gente se entretenga y forme sentimientos y opiniones descubriendo las formas de ver el mundo de otras personas.
Una de las grandes pérdidas indignas de esta crisis es que las humanidades han pasado a ser casi un capricho y no una necesidad vital. Ahora todo se mide en valor económico, y lo que no se puede cuantificar en euros, como puede ser la ética, el conocimiento, las emociones, la capacidad crítica, el pensamiento, etc., es prescindible, banal y caprichoso. Cosa de gente que vive del cuento, porque hemos llegado al punto de que quienes son creadores de cultura, artistas, músicos, actores... no tienen un trabajo "de verdad", y por tanto han pasado ha ser considerados más una lacra que un pilar. Hasta ha habido que adaptar ese discurso económico para hacer ver a los políticos cosas tan obvias como que la cultura produce cantidad de beneficios indirectos como pudieran ser el turismo, la imagen que se exporta al mundo, el prestigio cultural internacional, etc. Cosas que se pueden vender y, por tanto, merece la pena que el estado las proteja e invierta en ellas. Pero no hay manera. Han retirado ayudas, han subido el IVA cultural, han privatizado salas y espacios públicos y han convertido otros protegidos en futuras tiendas de ropa,. En el camino se han quedado muchos trabajadores y sectores que ya pasaban antes por dificultades y que difícilmente perdurarán en estas condiciones.
Por todo ello, porque queremos volver a ser una sociedad inquieta, que cuida a sus ciudadanos no sólo en lo económico, sino en lo humano, la Coordinadora de Trabajadores y Trabajadoras del Espectáculo estará presente el 22M para recibir y unirse a las Marchas de la Dignidad.
NOTA: La Coordinadora y otros miembros de plataformas culturales se reuniran a las 15:00 en Gran Vía 62, con camisetas rojas, para a partir de ahí llegar a Atocha y desde allí partir a Colón junto al resto de columnas de las Marchas de la Dignidad.