Pero en el caso de la Cultura ese hecho no fue sino el primero de una serie de "gestos" que iban más allá de la austeridad, siendo uno de los sectores con mayores recortes y mayor descenso en sus ayudas. En el caso del cine, además, todo olía a una suerte de vendetta por el famoso No a la Guerra. Un sector incómodo por haberse manifestado en más de una ocasión para criticar políticas profundamente antisociales. Y es que a la vez que se recortaban las ayudas, se suprimía el canon digital, se subía el IVA cultural hasta el 21% (un total de 13 puntos) y se empezaban a adeudar subvenciones concedidas en ejercicios anteriores. Un montón de medidas que han generado más que sospechas, aunque se han tratado de apaciguar con una nueva ley de financiación para el cine que nunca se materializa.
Todo esto culmina en una gala a la que no ha asistido el Ministro de Educación, Cultura y Deporte, José Ignacio Wert. Una ausencia que no ha sido sino un motivo más de crítica. Se trata de la primera vez en que un Ministro de Cultura no asiste al principal evento cinematográfico de nuestro país. Ha dicho que es "por problemas de agenda", aunque todo suena a querer evitar sufrir en vivo los esperados abucheos en un año donde la reivindicación de la rebaja del IVA Cultural y de saldar las deudas pendientes con la industria han protagonizado muchas noticias. Al parecer, con la gala del año pasado y los recién celebrados premios José María Forqué ha tenido empacho de críticas.
El Ministro Wert en la gala de los Goya de 2013. |
¿Ha sido un simple desplante tras muchas (y merecidas) críticas? ¿Ha sido por evitar mala prensa tratando de no ser motivo de una gala reivindicativa? ¿Ha sido por simple vergüenza? ¿O quizás era una estrategia para evitar críticas antes de las próximas elecciones europeas? Porque a esta ausencia se une la reciente promesa de una pronta reducción del IVA Cultural y un aumento de las ayudas al cine de 22,5 millones (que en realidad son para pagar deudas pendientes del año pasado). Las promesas, sin embargo, sólo son eso hasta que no se materialicen. Quién sabe.
Sea
como fuere, la cosa ha llegado a un nivel de desencanto con el
Ministro que sería fácil de solventar con un poco de voluntad (que
escasea mucho): bastaría con que mostrara algún nivel de compromiso
con la Cultura como un pilar fundamental de nuestra sociedad y que
dejara de abordarla como una especie de grano indeseado. Lo
agradecería la industria cultural y lo agradecerían los ciudadanos,
si recuperan los derechos de acceso a más y mejor cine, teatro,
música.